Son las tres de la mañana. La ventana está abierta; escucho el agua de los aspersores caer sobre el césped; el aire mecer las copa de los árboles, tan altos que casi puedo tocarlos desde la ventana.
Madrid duerme, silencioso, bajo un manto de calor y hojas verdes. Madrid duerme sí, pero yo no. Como anoche, como todas las noches.
Suelo levantarme feliz, contento, con ganas de respirar el aire límpido de un nuevo día. El optimismo se me va escapando con la arena del reloj, quemándose a marchas forzadas, extendiéndose de la nada. Pero el sol se va y llega lo peor, la noche.
Madrid duerme, en eso no es tan distinta de Badajoz. Un silencio aparente, forzado, un rugido contenido entre las fauces de acero y hormigón; solitarios coches clandestinos surcan las avenidas flanqueadas de árboles; los mismos coches, los mismos árboles. A veces tengo la sensación de estar en los dos sitios al mismo tiempo, Moratalaz no es tan distinto de San Roque. Aunque ese fue mi coste de oportunidad. Fue mi meditada decisión; dejar atrás todo lo demás, buscar más allá. Dividirme a la vez que multiplicarme. Quizás esto habría sido insostenible, inviable, sino hubiese sido porque la balanza tendió a equilibrarse. Me partí por la mitad sí, pero otra mitad vino a complementarme. Nuevas personas, nuevos sentimientos, nuevos apoyos. Eso es sólo una parte, sigue faltándome algo.
Casa y hogar son términos que echo de menos. Tengo mi refugio de tres metros cuadrados con vistas a los bloques de ladrillo, aunque empieza a ser insuficiente. Menos mal que ya queda poco para mandarte a tomar por culo por un par de meses Madrid; volverán las tardes de manualidades, las noches de secretos, las madrugadas de abrazos, los días de amigos. Volverá la parte que me falta. Quizás esa parte haya cambiado para siempre, y yo haya sido un mero espectador sin poder para evitarlo. Fui egoísta, no estuve allí. No se me ocurrió pensar que las cosas cambiarían de forma tan radical, fui idiota al no suponer que sería tan difícil.
Los días se suceden en aburrida cadencia, en absoluta falta de interés; trabajos, apuntes, esquemas, diapositivas. El culmen de la vida ameba, bienvenido a mi vida.
Las noches son peores.
Madrid duerme, y quizás sea hora de que lo intente yo también.
Que te jodan, Madrid.
Se puede añadir un "que te peten,Vicálvaro"
ResponderEliminarCreo que todos necesitamos desconectar con urgencia extrema.
Eh,yo agradezco que te hayas dividido mongui