12.2.11


Florece. La compré hace apenas un par de días y me gusta ver como cada mañana está mas radiante, se levanta con más ganas que yo. Ella sólo necesita un poco de sol y agua fresca para dar lo mejor de sí misma. Yo lo tengo un poco más complicado. ¿Sabes lo mejor de no haber nacido sobre una cuna atiborrada de rosas? Que cuando consigues algo por ti mismo, la satisfacción es enormemente mejor.
Es pronto para dar la nota definitiva, pero es algo que llevo rumiando (sí, como las vacas) bastante tiempo. Se acabó el tiempo de los ideales, me decanto por el lado práctico. Fijo los objetivos y las metas que quiero alcanzar, lo que quiero ser, y qué le vamos a hacer si hay que seguir el modelo de Maquiavelo. Es complicado hacer lo que quieres, siempre hay alguien a quien no le hace demasiada gracia, una madre a quien siempre decepcionas por mucho que pongas de ti. El problema real radica cuando los apoyos básicos que te han sostenido desde que llevabas pañales se desestabilizan y eres más maduro que tus progenitores. Te falta algo, aunque sea un beso de "buenas noches, cariño" y que te apague la luz y sonrías, te arropes bien, cierres los ojos y sientas que estás en casa.
Sigo sin arrepentirme de haberme venido a contigo, Madrid. Hay demasiadas veces que me das más disgustos que alegrías, pero pasa por ti llegar a lo que quiero. Y ciertamente, no me asusta el esfuerzo ni tengo intención de escatimar en nada.
He devorado en un par de semanas todos los capítulos existentes de Glee, y lo mejor de todo es que ya consigo entenderlos sin subtítulos. Patricia me diría su "welcome to my life" por mi desconsolado llanto en cada episodio, mi exacerbada empatía para algo tan tonto. Pero no es que la serie esté bien hecha, es que soy yo, que ando necesitado de ciertas cosas.